lunes, 28 de septiembre de 2015

Panamá en gris

Catalina una mujer que no conozco y no entiendo porque se refiere a mí como “señora” me escribe un correo electrónico que me deja en estado de shock. Por razones obvias cada vez que recibo un mail de algún banco suelo ponerme de muy mal humor: cobros y  spam.

Estoy a 1000 kms de casa buscando trabajo, persiguiendo un sueño que tengo hace mucho tiempo. La espera se ha vuelto fastidiosa y mi sueño se va desvaneciendo cada vez que leo: “en caso de ser extranjero presentar la documentación al día”, me asesoro con gente del país e emigrantes me cuentan que no es tan fácil, debo tramitar papeles que al final van a tener un costo de $5000 y no me aseguran que consiga trabajo. Si lo trato de hacer ilegal corro el riesgo de ser expulsada del país y a la empresa le cae una demanda: descartado.

Solo hay dos formas de lograrlo: que una empresa se interese por mi escueto curriculum y tramite todo o que yo desembolse $5000 que no tengo, habían pasado 15 días y ni una señal de lograr mi cometido.

Catalina insiste en que lea con detalle el correo: me quedo pasmada hay compras en Singapur y Gran Bretaña es cuando piensas: “Esto NO me puede estar pasando a mí!!!!!MIERDA!!!! Son unos hijueputas. ¿Cómo?, ¿Dónde?, ¿Qué hice mal? , le respondo que efectivamente NO estoy en Asia ni en Gran Bretaña… Catalina me dice que tarjeta queda bloqueada y si me mandan otra por DHL durarían una semana ¿UNA SEMANA? Tiene que ser una broma de mal gusto pero no, yo estoy ahí con $20 diez días restantes y entrando en pánico

Llamo a la aerolínea mis ganas de estar en casa son abismales y me quiero ir de aquí inmediatamente a casa , una mexicana me dice:

-Para realizar un cambio en su itinerario debe cancelar una multa de $115 si gusta realizarlo indique el número de tarjeta.

-No tengo tarjeta señora : ¿no hay posibilidad de cancelar en “cash” el día de mi regreso? 

-No, sin tarjeta es imposible ya que necesitan asegurar mi espacio. 

- Muchas gracias, cuelgo.

Esa noche reviso mi botiquín de primeros auxilios que más bien parece una farmacia ambulante, quedan suficientes calmantes de receta verde, me siento demasiado descontrolada, decido que  solo por esa noche la dosis va doble, en pocos minutos caigo en un profundo sueño. El calor de medio día me despierta aún me siento un poco mareada con mucha sed y la boca rota, decido bañarme y salir a pensar.

Recuerdo estar en la estación Ingenio suena mi teléfono es mi padre, mi ánimo se eleva por 5 segundos y me late el corazón!.Pero de golpe escucho gritos, está furioso:

-¿Por qué no me dijiste que te clonaron la tarjeta?, como las cuentas están ligadas me congelaron todo y no puedo hacer ninguna transacción”, estoy varado por tu culpa, hay cuentas que pagar!!! ¿Cómo es posible que te robaran así?, ¿Dónde usaste la tarjeta? 

- Papi no quería preocuparte, además me siento muy estúpida con todo esto…No tengo la menor idea ¿cómo? y ¿Dónde? Además que crees que es muy lindo lo que me esté pasando, sos un insensible, que no te das cuenta que me robaron, me estafaron!

Cuando se acaba la llamada cuando caigo en cuenta que estoy en el metro a toda marcha: gritando y llorando con un montón de miradas posadas sobre mí y desconozco hacia donde me dirijo.    

El hecho de verme en un país extranjero sola y con solo $20 para 10 días derivó en mí una crisis de proporciones épicas. Sufría de ataques de ansiedad todos los días, me daba miedo salir sola a la calle,  lo que antes me parecía bello se tornó un gris oscuro, apenas podía levantarme del sofá. 


Trate de fingir que todo estaba bien pero estallaba en las noches cuando me encerraba en el baño a llorar hasta quedar agotada.

Finalmente una tarde hablando con mi “roomate” le dije:

-Te acordas hace como 8 años cuando me viste en una depresión fuertísima, bueno así me siento ahora he pasado días bastante mal y no sé qué hacer, siento que fracaso en todo lo que hago…

-Claro que recuerdo, estabas completamente loca. Pero míralo así viejita: ¿Quién no se ha sentido fracasado?, ¿Vos crees que a mí no me dan ganas de mandar todo a la carajo a veces? Nos pasa a todos, pero en este punto solo te quedan dos opciones: seguir comiendo mierda o disfrutar tus últimos días, olvídate de la tarjeta ya pasó, salí y deja de estar encerrada lamentando lo que no fue.”

RESPIRE profundamente por fin en días escuchaba algo que me devolvía el aliento, la felicidad las ganas de seguir adelante.Mis últimos días fueron hermosos, me levantaba y me prometía a mí misma que algún día no muy lejano recordaría con risa el episodio deprimente, que tal vez no era mi momento para quedarme en ese país, que debía tomarme todo con más calma y no hacer tormentas en vasos de agua.


Panamá me despidió una vez más con un precioso atardecer y mucha nostalgia. Pocos días después ya estando en Costa Rica sufrí una pequeña recaída (Seguía sin aceptar mi derrota y me sentía inútil por haber regresado con las manos vacías), en ese momento decidí que no iba hacer nada hasta estabilizarme completamente, “voy a ser egoísta una vez más le duela a quien le duela” son ellos o soy yo, si no estoy bien conmigo misma no voy a estar bien en ningún aspecto de mi vida ya sea en Costa Rica, Panamá o Indonesia.

En los días de lluvia suelo meditar el lamentable hecho, pongo mi mundillo en un caleidoscopio y juego con él. Quizá no fue tan malo lo de la tarjeta, tampoco fue malo sufrir ese colapso nervioso me obligo a replantearme muchas cosas: no era mi momento y nunca estuve sola yo misma me aislé en mi nube negra, pero ahí estaban ellos: mis amigos, mi familia levantándome en cada tropezón: ¿Habrá mayor bendición que esa? No lo creo. Tampoco ni con el dinero hurtado ni del mundo se pueden  comprar el amor, los lazos de sangre, la amistad que tengo con muchas personas, mi amor por ese país.

Llegue a la conclusión de no autocastigarme más por algo no funciono, no hay más grises el espectro de colores se abre una vez más ante mis ojos, no existen situaciones malas o buenas solo experiencias y todas te dejan aprendizaje.

He vuelto a fabricar historias y las vivo como si fueran reales, me planteo metas, planeo viajes, imagino trabajos soñados, me enfrasco en mi exquisito mundo interior. Hace pocos días leí por ahí: “Si quieres hacer reír a Dios cuéntale tus planes” en mi caso aplica perfectamente.